Friday, August 28, 2020

Chica olvidada

Estímulo: Describir una misma escena primero desde un yo subjetivo (primera persona) y después desde una tercera persona (él o ella) objetivos.
 
En este asiento la tinta me mancha las manos. Los tonos negros sobre la piel blanca asemejan lo que ahora soy en tu memoria: un parchón de tinta entre los surcos del cerebro. Un tachón agresivo, un error.
Floto entre las demás manchas. Algunas de ellas son más notorias que las demás, porque ya te has lavado el cerebro con el agua del llanto alegre. Ojalá mi parchón estuviera más marcado. Sin embargo, ya has encontrado a alguien por quien llorar de la felicidad.
Entre estas hojas se escriben las crónicas de una chica olvidada. Y te juro, te juro, como dice el conciso cummings, te juro por todas las flores que mi amor siempre fue y será adulto. En el mismo respiro te admito que te odio, te odio porque somos el mismo polo. Qué doloroso es que en un solo pecho convivan fuerzas tan insaciables y antagónicas.
Me dejaste en el frío, con el alma partida e incompleta. Me dejaste rodeada de gente pero sola, tan sola. A través del hueco que me dejaste al arrancarme un pedazo de carne se desbordan los sentimientos con cada latido. Por eso es que decido escribir algo que jamás leerás.
Y así es como arranco la hoja y la escondo en lo profundo de mi bolsillo.

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La chica castaña sentada diagonal a mí está llorando. Mientras lo hace escribe con tal vigor que estoy segura que las letras se podrán leer incluso cinco páginas después. El bus se mueve con pesadez, y la calle desigual por los huecos hace que salte de vez en cuando. La chica con enagua está tan pero tan tensa que ni se mueve en su asiento. Sus rodillas están rígidas la una contra la otra, y sobre ellas está el cuaderno rayado de resorte.
De nuevo se limpia las lágrimas con el dorso de la mano, que se devuelve manchado de negro por el encrespador y la tinta. Sigue escribiendo con fuerza. Tanto llorar le ha dado hipo, por lo que periódicamente da brinquitos. También se está estremeciendo levemente.
Para un momento de escribir y respira hondo. Mira a través de la ventana. En el reflejo del vidrio se puede ver su expresión atormentada. Es una muñeca de ojos grandes, nariz respingada y boca roja. Su cara está manchada de negro. Sus párpados están un poco cerrados en un gesto de dolor.
Después de ver el paisaje un rato, vuelve su mirada abajo. Súbitamente arranca el papel del cuaderno y, arrugado, lo guarda dentro del bolsillo de su chaqueta negra.

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Disfruten de mi sufrimiento romántico, jaja. Soy tan patética. Basado en una historia real. Efe.
La profe me dijo que le gustó mi prosa poética, yay. Espero que a ustedes también les guste. 
 
Con amor,
Nan.

Monday, August 24, 2020

Mi capullo

Estímulo: Describa el lugar que más le gusta o que más odia.
 
Metida en mi capullo, las sábanas me acarician la piel como pétalos. Me sostiene el firme colchón, y bajo mi cabeza se encuentra la más suave almohada. Estoy bajo tres capas de tela que me protegen del mundo exterior. El cuarto está muy frío, justo como me gusta. Al principio no disfruto congelarme, pero una vez que mi calor se queda atrapado entre las cobijas, estoy verdaderamente a gusto.
Este es mi lugar favorito en todo el universo. Me encanta estar acostada en mi cama, lista para dormir. Me gusta que puedo pensar en paz, ya que no tengo que preocuparme en sostener mi propio cuerpo. En la cama me siento cuidada.
Con una sonrisa me vuelvo al otro lado y la luz amarilla de mi lámpara ilumina el resto del cuarto. Primero veo los libros en la repisa doblada por el peso. Tantos títulos familiares, tantos recuerdos. Entre los libros también veo muñequitos y discos que me alegran el corazón.
Bajo la repisa hay un espejo de cuerpo completo. Ese espejo está un poco sucio y viejo, pero cumple con su propósito. Lo que me gusta de esta pieza es que tiene adherido un pequeño mueble con llave. Ahí guardo las cosas más íntimas que tengo. Principalmente tengo mis cuadernos con escritos y dibujos, entre otras cosas secretas.
Frente a la cama tengo el sillón lleno de almohadas y ropa. Mi mesa de noche también está un poco desordenada, con libros y demás artefactos. Dentro de la gaveta hay más desorden.
Veo hacia arriba y en el techo se encuentran las pequeñas estrellitas que mi madre con mucho cariño pegó ahí. La estrella más grande se ve como la cabeza del cometa. Es interesante que esa estrella también se vea como la decoración de la camisa de un niño sin pelo que forman las demás estrellas más pequeñas. Ese simple torso me cautivó desde pequeña, aunque es un dibujo simple.
Apago la lámpara y me vuelvo al otro lado, hacia la fría pared. La siento con las puntas de los dedos y oigo el viento de afuera. Aquí adentro estoy segura, y me siento feliz.

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Espero que esta pequeña pieza les haya gustado. Me costó escribirla porque he estado teniendo problemas de depresión. No obstante, estoy feliz de que la logré escribir. 
 
Con amor,
Nan.

Clases de Taller Literario

Hola, humanos.
Les aviso que empecé un curso en la universidad que es un taller literario. Como tarea, debo escribir cada semana. Entonces, estaré publicando aquí los escritos una vez que la profesora me los revise.
Estoy muy emocionada porque la autora es Anacristina Rossi, y a pesar de que no he leído sus libros, sé que es una autora reconocida en Costa Rica. ¡Estoy muy feliz de que me diga comentarios tan bonitos! Mis compañeres son muy buenes escribiendo, también.
¡Espero que a ustedes también les gusten mis escritos!
 
Con amor,
Nan.